domingo, 23 de diciembre de 2007

Que la suerte te acompañe


Mi madre es supersticiosa, así que cuando a fines de año emprendo algún viaje siempre me encarga compre lotería de Navidad. Aunque nunca toca nada, sigue con la tradición, así que cuando fui a Madrid la penúltima vez a fines de septiembre cumplí el encargo. Estando por la Puerta del Sol, que se halla minada de administraciones, me acerqué a la menos glamourosa de ellas. Un kiosco en plena plaza, pequeño, con menos género que sus hermanas mayores que se despliegan en locales espaciosos. Me acerqué allí porque no había nadie, porque fue la primera que vi o vaya usted a saber. Mi poca creencia en loterías y sorteos harían que no tomase muchas previsiones y comprase el décimo como el que adquiere una lata de coca cola en el primer puesto que ve. El número adquirido fue el 27.940.

Ayer no le tocó nada, como tampoco tuvo premio el que compré en las ramblas barcelonesas dos meses después. Pero el humilde kiosco madrileño y el tipo que me vendió el décimo salieron ayer en la habitual ensalada televisiva de carteles, cava y gente celebrando en la calle el que el extinto calvo hubiese soplado sobre ellos. Había vendido el tercer premio del sorteo navideño, el 29.914.

La sombra del destino planeo sobre mi y me retrotraje a ese día de finales de septiembre en el kiosco, adquiriendo descuidadamente un décimo fallido y dejando el que tres meses después podía haber generado una bonita cantidad de dinero en las arcas familiares. ¿Debería haberme fijado mejor?. ¿Si hubiese llegado al kiosco desde otro lado me hubiese entrado por los ojos primero el 29.914 en vez del 27.940? Qui lo sa. En cualquier caso, otra oportunidad de las muchas que se desvanecen en la vida. Después de todo así va todo ¿no?. Siempre hay que acercarse a las cosas por el ángulo adecuado para que funcionen. Lo malo es que como en el caso de la lotería no sabes cual es de antemano y con frecuencia lo descubres cuando te has estrellado.

Tómense este post como un sucedáneo de cuento de Navidad de Monsieur Jacobine. Felices fiestas y que les toque el gordo en sus vidas cotidianas en 2008. Miren bien los ángulos de aproximación.

lunes, 10 de diciembre de 2007

¿Y esta gente vota?

El viernes, después de acudir a una floja obra de teatro cumpliendo mis obligaciones críticas, me contagié del espíritu del puente de la Inmaculada Constitución. No tenía ganas de mirar el ordenador, ni leer, ni ver alguno de los dvdeses que tengo pendientes. Pura apatía prenavideña. Así que me dediqué a la práctica del zapping, esta curiosa forma posmoderna de ver la televisión que consiste en montarse un programa a base de trozos de programas, como un catódico monstruo de Frankenstein. Pero les confieso que lo que más atrajo mi atención fue un programa basura que emiten a esa hora en Antena 3 presentado por un sujeto bastante redicho.

El formato es el habitual: un grupo de tertulianos periodistas se constituye en pelotón de ejecución de los personajes y personajillos que desfilan ante ellos. Cuando recalé en el programa, ya estaba empezada una entrevista con una chica. Fue novia y es madre de la hija de un conocido presentador de la tele. De hecho se conocieron cuando ella ejercía de florero en un concurso conducido por él. Aunque su relación hace tiempo que se acabó, ella jura y perjura que sigue enamorada, y que aunque el presentador va por los platós contando su desamor, de vez en cuando- según la chica- él se deja caer en su cama. La ex florero es bastante guapa, hay que reconocerlo, pero no me engancha su toque a lo Glen Close de Atracción fatal y recupero mi trotar por otras cadenas. Tras un trozo de una veterana serie nacional de policías y otro trozo de una película española que hace dos temporadas no me entusiasmó demasiado, recalo de nuevo en el programa basura. Ahora se pone más interesante.

Empieza una entrevista a una nigeriana, relacionada con otro personaje del mundillo, que tras estar diez días desaparecida jura y perjura que ha sido secuestrada. La tipa no ha perdido el tiempo. Fue presuntamente liberada de sus captores dos días atrás y ya está hecha un figurín para contar en la tele su experiencia. La historia de su secuestro tiene más huecos que un guión de Ed Wood. El tribunal de ejecución se convierte en un grupo de agentes del FBI, aunque esta vez con la connivencia del espectador. Igual, pienso, es que estos programas funcionan como la conocida teoría de la transferencia de la culpabilidad de Hitchcock. A uno le caen mal los tertulianos periodistas, pero cuando se enfrentan a un caso de estos y le dan caña a una montajista uno de pone de su parte. El caso es que la nigeriana queda muy mal y le advierten que en España simular un delito es a su vez un delito. Tal vez pronto la secuestren pero con todas las de la ley.

Pero luego viene lo mejor. Ponen un video con las declaraciones de un sujeto que ha sacado un libro denunciando abusos sexuales en la Iglesia española. Según dice cuando tenía nueve años fue sodomizado por un fraile. A pesar de ello, quiso ser sacerdote, pero al descubrirse en el seminario su homosexualidad fue expulsado. Esto abre un debate entre los tertulianos periodistas. Uno de ellos, que lleva colgado al cuello un ostentoso crucifijo, quizás para librarse de los demonios que pululan por las teles, lo arranca con un “bueno, decirle a este señor que la Iglesia no condena la homosexualidad en si, sino su práctica”. Respuesta del redicho presentador: “me parece muy mal que empieces criticando la homosexualidad”. “Yo no la critico, pero digo que las palabras más duras del evangelio son de Cristo cuando dice que a los que escandalicen a estos pequeños más vale que le pongan una piedra al cuello y lo tiren al mar. Lo que no puede ser es que esta gente quiere entrar en la Iglesia y cambiar las normas. Es como si un comunista entra en el PP y lo quiere cambiar. No, mire usted, amóldese a las reglas”. Una de las compañeras va a entrarle al trapo, pero al fin y al cabo le entra primero el corporativismo. “Bueno, se que estas solo y parece una encerrona de todos contra ti”. “No, adelante, no tengo miedo, Dios está conmigo”.

Les ahorro el resto del debate, pero juzguen mi pasmo al descubrir que uno de estos sujetos que tiene como oficio despellejar gente es un integrista católico ¿Qué fue de la caridad cristiana cuando se mete con la simuladora de secuestros o con la chica guapa con el toque a lo Atracción fatal? ¡El tipo llega incluso a citar a San Agustín!. Pero el debate tiene otro momento dorado. Una de las tertulianas espeta a su vaticanista compañero la siguiente pregunta con cara descompuesta. “¿Qué pensarías tu de una monja que le dice a una niña de 12 años que su madre va a ir al infierno por haberse suicidado?” “Pues una mala monja”. “¡Pues eso que te contado me lo dijeron a mi!”. Miren por donde. Los del pelotón de ejecución tienen su pasado doloroso y sus heridas ocultas. Habrá que verlos como humanos, después de todo.

El programa se remata con la presencia de otro sujeto que ha ganado Míster Oso. Es un certamen que organiza una revista gay y premia a un homosexual que se distinga por su aspecto de macho machote, frente a los más metrosexuales. El tipo resulta ser un inmigrante musulmán. Por el día se gana la vida como pintor de brocha gorda y por las noches ejerce de boy en un local de ambiente. Tiene novio formal desde hace tiempo. Uno de los tertulianos periodistas le pregunta por la boda. Responde que tiene problemas de conciencia, pues está muy seguro de su amor por su chico pero su religión no ve bien lo de casarse gente del mismo sexo. Nadie incide en esta alianza de civilizaciones entre el Corán y la Biblia, pero una de las tertulianas periodistas elogia la coherencia de Míster Oso. ¿Televisión basura?. ¡Pero si salen católicos integristas y se elogia a los homosexuales que no se casan por coherencia con su credo! Que cosa más moral, por Dios.

Cuando apagué la tele y me dirigía a la cama, me acorde de un episodio de mi serie favorita, El ala oeste de la Casa Blanca. En él, el presidente Barlett, encarnado por Martín Sheen, se coge un gripazo y se pasa el tiempo viendo la caja tonta. Su hombre de confianza va a visitarlo. “Leo”, le dice el mandatario, “he visto un programa donde una pareja de novios hablaba de su amor. En esto que ponen un vídeo del chico enrollándose con la hermana de ella. Acaban pegándose. ¿Y esta gente vota?”.

domingo, 2 de diciembre de 2007

Si no quieres caldo...

Estimados ciudadanos.

Desde hace algún tiempo me rondaba la cabeza la idea de abrirme un blog solo de cine, que ya saben los habituales de M.J. es uno de los temas preferentes de su intelecto y de su vida. La pereza de tener que atender otro blog cuando a este tampoco le consagró tanto tiempo han demorado el tema, pero finalmente he decidido a hacerlo. Tal vez el que mi trote periodístico haya derivado en que me estoy convirtiendo en un redactor de previas sobre películas antes que en un crítico hayan movido mi voluntad. En principio, se trata de hacer críticas sobre las películas que vea en el cine, con la libertad que da no depender del espacio de una página ni de que un publicitario te chafe la página metiéndote un 4 x 2 que te obligue a cortar tu escrito.

Lo he llamado Las crónicas del alcancero. Así se denominaba una sección que yo escribía en el Daily Cádiz sobre el festival gaditano antes de asumir en él responsabilidades de gobierno. Espero que esta nueva aventura internáutica no sobrecargué ya sus compromisos con blogs propios y afines y le echen un vistazo de vez en cuando. Tal vez les ayude a decidirse un domingo por la tarde en ir al cine o no.

Eso si, prometo mantenerlo con mas asiduidad que Monsieur Jacobine. Aún tengo que hacerme con todos los truquitos del panel de edición. Abajo les adjunto la dirección. Ya tienen a su disposición una crítica de [REC], que vi ayer en la siempre grata compañía de nuestra hermanastra favorita. Espero sea de su agrado, un saludo a todos los lectores y gracias por su apoyo.

http://alcancero.wordpress.com/

Notas catalanas


Hace dos semanas, por motivos de sus responsabilidades alcanceras, Monsieur Jacobine fue varios días al festival L’Alternativa, de Barcelona. Me gustaría compartir con ustedes algunas reflexiones de lo acontecido allí.

1 – Barcelona. Es de las grandes ciudades que conozco la que menos pinta tiene de ello. El tema nacionalista (luego ampliaré esto) le evita el ser una urbe sin referencias, como puede ser Madrid, y parece que hay un proyecto entre sus habitantes más allá de vivir día a día. En pocas conviven tan armoniosamente el gótico, el popularismo de la Barceloneta y el gran Barcelona del Paseo de Gracia. Puede ser cosa mía, pero la gente va por allí con menos prisa que otras megalópolis y disfrutando más de su entorno.

2 – Infraestructuras culturales. Alguien me dijo una vez que un artista catalán puede vivir en su comunidad bastante bien, dados los circuitos que tienen de distribución. Lo he comprobado en este viaje. Los centros culturales se suceden sin solución de continuidad y muy bien dotados. Algo que deberíamos aprender en otros sitios, donde las redes son débiles y los creadores tienen que cruzar Despeñaperros para salir adelante.

3 – Comida. Los catalanes son muy sanos. Frecuentemente, en los menús de los bares te dan a elegir de primero entre verdura y verdura. En un sitio ponían de segundo paella.

4 – Gaudí. Aproveché para ir de una vez por todas a la Casa Batlló. Estando allí me di cuenta de la ventaja de la Arquitectura frente a las otras artes. Literalmente rodeado por el talento de Gaudí, tienes la sensación de estar dentro de la cabeza de un genio como no se tiene leyendo un libro o escuchando una sinfonía.

5 – Nacionalismo. Al llegar al hotel me acompañó un chico de la organización, tipo majísimo por cierto, que empezó a hablar en catalán con el señor de la recepción. A los pocos segundos, un chip profesional debió dispararse en la mente del hotelero que preguntó (eso sí, en la lengua de Maragall) si yo parlaba catalá. “No, este es gaditano”, replicó mi chófer”. “Si, soy del profundo Sur”, suspiré resignado.

El festival había recibido una subvención de la Generalitat por subtitular parte de su programación exclusivamente en catalán. Así que hube de tragarme pelis en inglés o italiano sin ningún apoyo castellano. Eso sí, he aprendido algo de la consonántica lengua de Espríu. Como me dijo mi amiga catalana, tiene demasiadas consonantes y muy marcadas como para resultar atractiva para un andaluz (la lengua, no mi amiga). Claro que hubo cosas peores. Una amiga mía periodista radiofónica madrileña se tuvo que cenar un documental en armenio subtitulado al catalán. “¿Aprendiste catalán?”, le pregunté por teléfono. “No, aprendí armenio”.

Los invitados del festival comíamos en el reservado de un restaurante, en plan boda. El menú consistía en dos primeros y dos segundos a elegir. Eso si, estaba escrito en catalán. El primer día me encontré con un “cuixa de xai”. Le pregunté al chico que tomaba nota, de unos 20 años, que era eso, y empezó a hacer aspavientos. “Cordero, cordero”, musitaba. “Sí”, insistía yo, “¿pero que es cuixa”. El camarero seguía dando manotazos sin responder. Llegué a la conclusión de que era más bien fronterizo. Al día siguiente volvía a atenderme el mismo. Inquirí el significado de esqueixada. Tampoco supo responderme. Entonces me di cuenta de que el chico no era tonto, sino que no sabía expresarse en castellano. Tal vez un producto de años de educación catalanista.

Igual el problema es viajar o no viajar. Mi amiga catalana a la que ya he hecho referencia se mueve mucho por España (o estado español, como prefieran) y siempre que estaba yo presente en algún grupo hablaba en castellano, aunque se dirigiesen a ella en catalán. Tal vez el chico del restaurante no había salido del terruño en su breve vida. Pero resulta curioso imaginárselo en Londres hablando un decente inglés preguntando como se llega a Picadilly Circus y absolutamente perdido en Madrid buscando La Cibeles farfullando un pobre castellano.

Y tal vez por ese afán se pierden algunos juegos de palabras curiosos. Por ejemplo, coger o éagarrar se dice en catalán “agafar”. Coment lo curioso que resulta agafar un billete de lotería. Algunos se rieron, otros pusieron cara de circunstancias.

Todo esto sacó el lado más coñón de Monsieur Jacobine. En la cola de uno de los cines para ver una peli del festival la puerta de acceso seguía cerrada. Un joven me preguntó en catalán. Escuché las palabras “porta” y “tancat”. Me hice el tonto y con la cabeza hice gesto de no entenderlo. Repitió la consulta dos veces más. “Ah, si, esta cerrao”. Exageré mi acento andaluz aposta.

6 - Cercanías. Hay cultura del transporte público en Barcelona. Estando allí reabrieron una de las líneas de cercanías que han estado descolocadas y las televisiones y la prensa le dieron un tratamiento como si fuese el desembarco de Normandía.

7 – La tienda Friki. Por la zona de Arco de Triunfo (o Arc de Trionf) hay tres tiendas llamadas Freaks. Una es de coleccionismo cinematográfico, otra de cómics y la tercera tiene un surtido impresionante de dvds de importación. Principalmente, haciendo honor al nombre, son de géneros tipo fantástico, erótico, de terror japonés, cine de acción de Hong Kong, etc. Pero tiene una cuidada sección de cine de autor. Les aseguró que es para pasarse horas allí.

Y nada más. Sólo decir que “cuixa de xai” es muslo de cordero y que la esqueixada es un clásico de la gastronomía catalana. Los que quieran más información sobre ella que pinchen aquí.

domingo, 25 de noviembre de 2007

No me queda vida

Desde que estoy en Alcances me llegan bastantes mails inverosímiles. No me refiero a Spams, que de esos todos tenemos, sino anuncios o promociones culturales. Se ve que mi dirección electrónica, repartida en bastantes tarjetas de visita, circula luego por ahí y acaba en editoriales y productoras de diverso pelaje. Algún día alguien debería estudiar este fenómeno, el de la distribución de direcciones, como si fuese la extensión de un virus. Así, me han llegado anuncios de publicaciones de libros, de rodajes, presentaciones de películas, etc. Pero nada comparable a lo que entró en mi correo la semana pasada y que quiero compartir con ustedes.




Manu Menéndez presenta su nuevo single No me queda vida. Tenemos el gusto de ofrecerte escuchar, y utilizar en tus programaciones si así lo consideras oportuno, este tema lleno de frescura y energía. Para descargarte la canción en un archivo Windows Media Audio, pulsa o copia en tu navegador el siguiente enlace:
http://www.iberiaproducciones.es/promociones/manumenendez/nomequedavida/audio.wma

Confieso que no me han quedado ganas de pinchar el enlace y escuchar a este presumble epígono de Joselito. Eso se lo dejo al Professor Franz, experto en bucear en los abismos musicales. A ver si un día me mandan invitaciones para la Orquesta Barroca de Sevilla o similar.

domingo, 4 de noviembre de 2007

El paraíso de Hafner


Mi historia con El paraíso de Hafner empezó una noche del pasado abril, cuando me hablaron de ella. Me tope casualmente con mi amigo el Supermontador en el barrio del Pópulo. Sabía que estaba por aquí con su esposa, la señora Ola, pero no habíamos quedado aún. El destino, que en las ciudades pequeñas es más efectivo que en las grandes, hizo que nos encontráramos. Supermontador me habló de una película que estaba puliendo en la sala de montaje hecha por un austriaco amigo suyo residente desde hace unas dos décadas en España. Había conseguido hablar con un octogenario miembro de las SS hitlerianas que tras el Gotterdämerung nazi se había refugiado en nuestro país. Günter, que así se llama el director, llevaba tiempo intentando hacer un documental sobre el exilio nazi en España, pero era difícil. Sesenta años después no quedaba mucha gente y los supervivientes, por motivos obvios, no tenían mucho interés en remover el asunto. Pero se topó con Paul Hafner, un austriaco como él que se mostró dispuesto a colocarse ante una cámara. Hafner había sido Obersturmführer de las SS y estuvo destinado como guardián en Dachau, una de las sangrientas perlas del universo concentrancionario de Hitler. El domingo pasado Günter publicó en el suplemento de El País su experiencia con Hafner. Los interesados pueden consultarlo aquí.

Supermontador, todo hay que decirlo, estaba algo bebido esa noche e insistió excesivamente en las virtudes de la película con vistas a que participase en mi festival, pero no era necesario. La mente estratégica de Monsieur Jacobine empezó a ver las ventajas de colocar una película inédita a concurso sobre un tema como el de los nazis en España. Un buen espaldarazo para la nueva etapa del festival, si todo salía bien. Tras esa noche algo regada de copas, el siguiente paso de El paraíso de Hafner fue en Madrid. Pocas semanas después de encuentro del Pópulo fui a la Villa y Corte como invitado del Documenta Madrid, y aproveché para cerrar el negocio. El Supermontador y la señora Ola, además de las habituales y excesivas atenciones que tienen para conmigo en mis traslados a la capital, me concertaron una entrevista con Günter. Es una persona cuyo aspecto sin duda le ayudó a infiltrarse en los círculos ultras que salen en su película. Alto, calvo y vestido de cuero. Pero tras su algo imponente aspecto se ocultaba una persona simpática y bastante versada en el tema del nazismo y del Holocausto. No por afinidad, sino por todo lo contrario. Su experiencia con Hafner le había llevado a leer bastante sobre ello. Como da la casualidad de que Monsieur Jacobine también ha leído sobre lo mismo, la conversación tuvo un cierto nivel historicista. Lo importante, empero, es que me pasaron un DVD de El paraíso de Hafner. Lamenté no haberme llevado a Madrid el portátil para poder verlo ese mismo día. Sin embargo, a mi vuelta tarde unos días en verla. Quería darle el tiempo adecuado. Lo conseguí un sábado por la noche.

La copia era provisional. Estaba mal etalonada y tenía problemas de sonido, pero bastaba para darse cuenta de su calidad. No la destriparé. Hafner es hábil, asume lo que tiene que asumir, pero nunca reconociendo nada delictivo. Pero el film va mucho más allá. De hecho, los que se acerquen a él buscando algo definitivo sobre el nazismo pueden verse defraudados. Más bien, El paraíso de Hafner es sobre el paso del tiempo y la decadencia. El antiguo SS es un exhibicionista que no tiene reparo en salir desnudo, mostrando un cuerpo que sigue a pesar de la edad en los cánones de la perfección aria. Sin embargo, está patéticamente solo, moviéndose en el tenebroso mundo de los ultras españoles. Pero no de los más agresivos Skins, sino en los vejestorios de Fuerza Nueva, ya una pacífica camada que vive de nostalgias (aunque Hafner tiene en su casa una inquietante foto de Esperanza Aguirre). No obstante, sigue fiel a las ideas de su juventud. Eso no cambia con la edad.

El problema de esta elegante, distante, pero inquisitiva cinta estaba en una secuencia que era la cumbre de El paraíso de Hafner: el encuentro del antiguo carcelero de Dachau con uno de sus prisioneros, Hans Landauer, brigadista internacional en nuestra guerra civil. Supermontador ya me había soplado que no le convencía y me pidió bajo cuerda que opinase. Ciertamente, rompía el tono de la película. No les aburriré con detalles técnicos, pero tal como estaba bajaba mucho la magnífica sensación que dejaba el visionado hasta entonces. Al día siguiente llamé a Supermontador y le comenté mis impresiones en una larga conversación. Tal vez el argumento definitivo era que a la hora de ser valorada por un jurado, esta secuencia podía dañar mucho. Me dijo que hablaría con Günter. Pocas semanas después me mandaron la copia definitiva. Además de las mejoras técnicas, Supermontador había hecho un magnífico trabajo con la secuencia de marras. A fines de junio se cerró la selección del concurso de Alcances y El paraíso de Hafner pasó sin problemas. Yo estaba feliz. Tenía un crack que daría un empujoncito al Festival y al que sin duda el jurado caería rendido. A los que dan premios también les gusta decir “yo descubrí y voté esa película en Gades”. Vanitas vanitatis.

Pero mi gozo de programador acabó en un pozo. Pocos días después Günter me llamaba desde Viena. El director del Festival de Valladolid había visto la película y la quería para octubre. Lo malo es que ellos exigen a su concurso que sea inédito en España, con lo que no había más remedio que retirar la película de Gades. Legalmente podía hacerlo, pero para que engañarles, mi sensación fue una mezcla de cabreo y depresión. Mi crack se me escapaba en las narices y Alcances de alguna manera quedaba humillado. Lancé una airada llamada a Supermontador, de la que me arrepiento. Me acuso de no haber tenido la necesaria frialdad de contar hasta diez y no valorar políticamente el hecho en vez de emocionalmente. Los que ocupamos ciertos cargos debemos guiarnos por criterios más maquiavélicos que los pálpitos del corazón.

Pero lo más curioso es que hubo en mi una lucha entre el programador burlado y el cinéfilo. El primero estaba dolido, pero el segundo sabía que la película es muy buena y podía ser un éxito en su circuito, así que en el fondo deseaba su triunfo. Al final esta es la tesis que se impuso en mi escindido interior. Pasado el cabreo, acepté la pérdida, que como dicen los psicólogos es muestra de madurez y me dediqué a los otros problemas que generaba la organización del Festival. De hecho, sirvió de pequeña lección de humildad porqué te das cuenta que aún hay que pulir muchas cosas en Alcances antes de que la gente prefiera mandar sus obras aquí antes que a Valladolid. Así que seguí la exitosa carrera del film. En agosto se presentó en el Festival de Locarno. No ganó nada, pero su paso por allí llamó la atención. La prensa española le dedicó espacio. Ayer ganó el primer premio de documentales en Valladolid, lo que la ha lanzado definitivamente en España. En fin, que les felicito a todos porqué se lo merecen. Ya saben. Si tienen ocasión no se la pierdan.

No he vuelto a hablar con Günter desde que me comunicó su retirada de Alcances, pero lo llamaré en estos días para felicitarlo. De paso le diré que tengo intención de ir el próximo día 16 a la presentación de la película en Madrid. Como verán este post ha quedado un poco exhibicionista como Paul Hafner. Igual es que tantos meses con ella en la cabeza se están convirtiendo en una obsesión y tenga la insana idea de que de alguna injusta forma yo formo parte de toda esta historia. Me despido con un trailer hecho, como no, por Supermontador aquí.

lunes, 29 de octubre de 2007

Hedonismo juvenil

Oído la otra noche a una adolescente de menos de veinte años con una litrona en la mano, que parecía despedirse de un chico.

“Que te vaya bien, y recuerda, aleja de tu camino a todo aquel que no haga que te diviertas”.

La vida es un carnaval cuando se es joven.