lunes, 29 de octubre de 2007

Hedonismo juvenil

Oído la otra noche a una adolescente de menos de veinte años con una litrona en la mano, que parecía despedirse de un chico.

“Que te vaya bien, y recuerda, aleja de tu camino a todo aquel que no haga que te diviertas”.

La vida es un carnaval cuando se es joven.

miércoles, 24 de octubre de 2007

El triunfo de la democracia

Estimados jacobinos:

Me complazco en anunciarles que hoy, miércoles 24 de octubre, el artículo que les colgué en el post anterior ha salido publicado en DC por fin. Ni el exceso de páginas a la que la sección de cultura se ve sometida por el Festival Iberoamericano de Teatro ha impedido este éxito de la democracia internaútica. Evidentemente, la presión de los ilustres comentaristas que protestaron ante la injusticia de que mi reflexión sobre JCS durmiese en un cajón ha removido las suficientes conciencias como para que esa deuda histórica –de dos semanas escasas, vale, pero ya se sabe lo rápido que en este país se convierte algo en “histórico”- se saldase. Gracias a todos por su apoyo. Aunque en honor de la verdad, algunos de sus últimos comentarios parecían, siguiendo los símiles crísticos, apuntar a que más de uno me negara tres veces antes de que el CD del Professor Franz cante algún horrendo sonido postindustrial...

Y otra cosa. Aunque lo tenía en cuenta, se me pasó lamentablemente que el último post era el cien desde que hace 25 meses puse en marcha Monsieur Jacobine. Este es el ciento uno pues, y como mandan los cánones descorcho una botella internaútica por todos ustedes, de nuevo mi fiel público que me sigue por todos los blogs de `Paña. Va por ustedes y nos seguimos viendo por aquí. Saludos.

domingo, 21 de octubre de 2007

Jesucristo Superstar: la revolución consolidada

¿Qué queda de Jesucristo Superstar casi 40 años después de su brillante irrupción en el mundo del espectáculo? En su momento sobrevivió a las polémicas creadas y llegó a ser un clásico en unos tiempos más tolerantes de la Iglesia. Las catequesis no desdeñaron proyectar la película y grupos parroquiales se sacaban unos duros para sus actividades haciendo montajes en Playback. Eran los tiempos del Vaticano II, bastante tolerante con la idea de convertir a Cristo y a sus Apóstoles en una comunidad hippie. Hoy en día, los vientos de Roma, tras la experiencia Wojtyla y Ratzinger han cambiado. El resucitar las misas en latín no parece muy compatible con educar a las nuevas promociones de cristianos con la obra de Lloyd Webber.

Sin embargo, el mito de Jesucristo Superstar es demasiado potente como para verse afectado por la doctrina oficial de la Iglesia. La prueba es que ha vuelto con toda tranquilidad al corazón del Madrid de Esperanza Aguirre, sin problemas y sin los piquetes que la acogieron en algunos sitios en su estreno. El integrismo católico tiene otros frentes de batalla hoy en día como para fijarse en Cristo desgañitando sus dudas en el huerto de Getsemaní. Su reentrada madrileña en el Lope de Vega de la Gran Vía ha sido tan pacífica como el reestreno de La bella y la bestia en otro teatro del Broadway de la Villa y Corte. No se puede por menos que recordar los avatares que sufrió la legendaria primera versión española, la de Camilo Sesto y Ángela Carrasco, que tuvo el detalle de estrenarse en noviembre de 1975, con Franco agonizando, lo que no deja de ser sintomático. Como los Rolling, Jesucristo Superstar ha acabado siendo aceptado como lo que es por todo el mundo: un clásico irrepetible del musical del siglo XX, que cambió el género para siempre.

Y ello sobreviviendo a los que han recalado en la obra. Poco más se supo de los que protagonizaron la película de 1973. Camilo Sesto se ha convertido en un frikie mediático. Ángela Carrasco está mas bien desaparecida en combate. Y Teddy Bautista, inolvidable Judas hispano, le cogió gusto a lo de las 30 monedas y acabó liderando la voracidad recaudadora de la SGAE. Incluso Andrew Lloyd Webber, que acabaría ennoblecido, no halló en sus futuras obras la capacidad de riesgo y la inspiración de Jesucristo Superstar, componiendo eficaces artefactos musicales pero perdiendo paulatinamente el alma. En la nueva versión madrileña destaca la juventud del reparto. Todos ellos nacieron después del estreno y se han criado con la obra, lo que puede explicar la extraña frialdad del montaje. No es lo mismo hacer un clásico consolidado que presentarlo contra viento y marea en su tiempo. Además, algunos de sus aspectos puramente escénicos han envejecido. Su excesiva sencillez se vuelve en su contra en varios momentos, como las coreografías, muy básicas a estas alturas del partido. Pero es pecata minuta, ya que por lo demás la obra sigue funcionando extraordinariamente. Su calidad musical permanece imarchitable y su visión de la Pasión y Muerte de Cristo, nada ortodoxa, sigue sorprendiendo. Algunos elementos, como el complejo personaje de Judas, decepcionado ante la deriva que toma Jesús, y el amor de la Magdalena, ya los planteó Nicos Kazantzakis en su novela La última tentación de Cristo, llevada al cine por Scorsese. Pero la escéptica visión del Mesías y su labor redentora es propia. No se trata de una obra atea o anticlerical, pero si una que se cuestiona si el sacrificio de Cristo sirvió para algo. Un Cristo que por otra parte es demasiado humano y poco divino en sus actos. El final del montaje, con Jesús crucificado sin posibilidad de resurrección, es demoledor desde ese punto de vista.

O sea, que Jesucristo Superstar la obra se coloca por encima del nuevo montaje madrileño, demasiado frío y con demasiadas irregularidades en su reparto, que ha pasado de ser una comuna hippie a un grupo de jóvenes hipervitaminados a la moda del siglo XXI. Igual es el precio de pasar a ser un clásico tras ser revolucionario.

(Este artículo lleva dos semanas esperando ser publicado en Diario de Cádiz. Como no se sabe cuando va a ver la luz pública se lo doy a ustedes, fiel público que me sigue por los blogs de 'paña, como exclusiva).

martes, 16 de octubre de 2007

La crueldad de Peter Pan


Hace cuatro años, Juan Antonio Bayona estuvo por Alcances. No lo conocí personalmente – en esa época no estaba tan implicado en la historia- pero el cortometraje que presentaba, El hombre esponja, era estupendo. De hecho ganó el Premio del Público. Era una obra de excelente factura que debía mucho a Spielberg en su ejecución. El corto era una historia triste que estaba contada desde el punto de vista de un niño al que se le escapaban muchas cosas del mundo de los adultos que los maleados espectadores comprendían a la perfección. Uno anotó el nombre de Juan Antonio Bayona como un director a tener en cuenta.

Pero no les voy a engañar a ustedes, fiel público jacobino que me sigue en mis saltos de blog. Cualquiera que vea cortos anota el nombre de muchas promesas que luego se pierden como lágrimas en la lluvia y cuatro años después me tope de nuevo con el nombre de Juan Antonio Bayona, que debutaba en el largometraje con el patrocinio de Guillermo del Toro, ni mas ni menos. Ya no lo recordaba como el director del magnífico El hombre esponja. Sería fácil para mi tirarme el moco y decir que en este tiempo había conservado su memoria como una promesa que algún día estallaría y convertirme en esa tentación de los críticos de ser un profeta de nuevos talentos. Pero sí es cierto que al leer sobre su proyecto y ver su filmografía mi memoria activó el grato recuerdo de su corto y me hizo interesarme por su película que parecía ir sobre ruedas. Buena producción, quince minutos de aplausos en Cannes donde se presentó fuera de concurso, elegida para representar a los Oscars sin haber sido estrenada, y gran acogida en Sitges.

Otras contingencias, empero, la hacían sospechosa. Una poderosa televisión estaba detrás montando una exhaustiva campaña publicitaria y existía la necesidad en este climáticamente cambiado otoño de que una película española fuese un crack crítico y de taquilla, para salvar un año que ni los más acérrimos paladines de nuestro cine podían defender. Eso puede crear increíbles estados de alucinación colectiva. Además, los detalles que se filtraban de su trama recordaban demasiado a otros clásicos del terror. Como suele suceder, la mejor forma de resolver dudas era viendo El orfanato. Y eso es lo que hice ayer por la tarde.

El orfanato es de estas películas que son más “hábiles”que “buenas”. Se nota que Bayona y Sergio Sánchez, el guionista (de hecho él es el impulsor del proyecto. Escribió un guión para un cortometraje donde de una forma algo edípica recordaba el miedo que le daba a su madre con los amigos que se inventaba de niño. El libreto dormía en un cajón hasta que fue seleccionado para el laboratorio de guiones de Sundance. Sánchez lo convirtió en un largo y convenció a su amigo Bayona para dirigirlo. Luego cayó en manos de Del Toro y la cosa se disparó. Desde luego hay proyectos que nacen con estrella) son aplicados espectadores de cine. Hay bastantes referencias a películas del género: El resplandor con la aparición de críos al final de pasillos. El sexto sentido con esos planos sutiles donde parece que alguien espía a los protagonistas. Al terror gótico con los seres deformados ocultos de la vista del público y las arquitecturas tramposas. Lo peor, empero, es el look Los otros que hace que no seamos capaces de quitarnos la película de Amenábar en todo el visionado de El orfanato. Hay un par de detalles que se tienen que apuntar además al debe del film. La interpretación de Belén Rueda, que a pesar de su esfuerzo recurre más de la cuenta a ticks de repertorio y una trama secundaria fallida con una concesión gratuita al gore que no venía a cuento y rompe el tono de la trama.

Pero lo anterior no debe hacer creer que El orfanato es un film desdeñable, aunque lo aleja de la obra maestra que algunos pretenden. Como buenos alumnos aplicados, Sánchez y Bayona saben que un refrito no es válido si carece de una salsa propia que le de un sabor inconfundible. En esto el director imita a su confeso maestro, Spielberg, no en vano ponía películas suyas al equipo durante el rodaje de El orfanato. Además de usar con prodigalidad uno de los recursos favoritos de el padre de E.T.,como son esos planos acercándose a los personajes que acaban en un contrapicado del rostro. Así que el dúo saca sus cartas al final y nos demuestran que nos han contado una romántica –en el sentido decimonónico- historia de amores entre el mundo de los muertos y los vivos que acaba siendo una versión cruel de Peter Pan, con niños perdidos que secuestran otros niños y una Wendy que aceptará de aquella manera su condición. Y todo ello sin darnos cuenta hasta el desenlace. Uno apostaría que este aspecto fue el que enganchó al genio de Guillermo del Toro, pues coincide con lo que hizo en El laberinto del fauno al invertir los cuentos de hadas de forma sombría.

Visto lo visto, El orfanato está cumpliendo sus objetivos. Salvo alguna tibia excepción, la crítica se está volcando y la taquilla ha respondido. No he visto cifras, pero he hablado con alguno de los gerentes de las salas que frecuento y me han hablado de un fin de semana con sesiones, incluidas las de las cuatro, llenas hasta la bandera. Debemos prepararnos para que Bayona triunfe donde Almodóvar fracasó este año en Hollywood. Ah, ya hay prevista versión Made in Usa. Lo que decía, chicos listos.

lunes, 8 de octubre de 2007

El productor I




El Productor iba a ser la gran estrella del festival. Llegaba un viernes por la tarde y se iba 48 horas después. Su AVE aterrizaba en Sevilla a las 18:30 y me tocó, como muñidor y negociador de su presencia en Gades, recogerle en el coche oficial. Sabíamos que tenía fama de difícil, con lo que estábamos mentalizándonos para la excentricidad más absoluta. Aquella misma mañana de su advenimiento me reforzaron esa idea.

Me encontré en la oficina a la directora del Festival de Navarra, que lo había tenido en su evento en febrero presentando su producción Good Bye América. No coincidimos allí por horas, pues sus actos fueron el día anterior a mi llegada. La salude cordialmente y me preguntó por él.

- Llega esta tarde, yo voy a recogerle
- A ver que tal os va con él- y su cara se torció en un significativo mohín.
- ¿Por qué dices eso?
- Bueno, es un hombre muy peculiar, siempre tienes que tener alguien pendiente de él. Nosotros tuvimos que cambiarle la habitación del hotel. ¿Viene con la mujer?
- Sí.
- Bueno, eso es una ayuda – y sonrío con complicidad.

Todo confirmaba su leyenda negra de tipo difícil. En Madrid un buen amigo que trabajó en algunas ocasiones con él me había contado en su momento:

- Es temible, pero ya no es el que era. Desde que le dio el jamacuco hace tres años ha cambiado mucho. Ya no bebe ni fuma por prescripción facultativa. Además, es más amable.

Yo intentaba compaginar todo eso con mi experiencia con él, pues yo ya vi al Productor antes de que viniera al Festival. Fue en mayo, aprovechando mi visita al Documenta Madrid. Me escapé de las proyecciones para plantarme en su oficina y convencerle de que viniera. En los contactos previos por mail su secretaria me contaba que el problema es que después de nosotros venía San Sebastián y presentaba película, dirigida por su hija, con lo que las fechas se apretaban. Así que la causa merecía la comparecencia personal ante él para presionar.

Estuve toda la mañana dando vueltas por la habitación del hotel hasta que a eso de las 12 me dijeron por teléfono que el Productor estaba en la oficina y me esperaban. Su empresa se halla en un molón chalecito por la zona de Chamartín. Fue una de estas urbanizaciones que en su momento estaban en las lindes de la ciudad y ya han sido fagocitadas por el cemento. Hay que pasar a la segunda planta donde un primer filtro en forma de secretaria se comunicó con el tercer piso y me dio el placet para subir. Al llegar arriba me dio un salto el corazón. Esperaba lo típico, una antesala con su secretaria personal y luego un despacho donde estuviese él. Pero ambos estaban en la misma estancia.

Se impuso el protocolo. La secre salió de detrás de su mesa y me dio la bienvenida oficial. Luego me lo presentó. Se levantó y me dio la mano. Me invitó a sentarme y me ofreció las galletas que estaba tomando. Pensé que podía haber cambiado su vida, pero algún hábito golfo como el de desayunar al mediodía le quedaba. Las rechacé. Me pidió disculpas por el desorden, con libros de por medio, pero acababan de pintar aprovechando una ausencia suya de varios días. Luego me dijo el consabido “Bueno, cuéntame, que te trae por aquí”.

Mientras le largaba el discurso, que les ahorraré, (como decía cierto historiador naval español, “hago gracia al lector de los detalles”), caí en la cuenta de la curiosa disposición de la sala. El visitante estaba frente al Productor pero teniendo a la secre a la espalda. Ideal para que ésta le hiciese gestos o le mandase mensajitos mudos. Me percaté de que mi anfitrión lanzaba su mirada por encima mía de vez en cuando (por encima del objetivo de la cámara, que se diría en términos cinematográficos). Creo que conseguí interesarle cuando le hable de la retrospectiva que iría paralela al homenaje. Claro que si el Productor jugaba con el truquito de la secre a la espalda del invitado, yo también tenía mis cartas marcadas. La idea del homenaje se me ocurrió en el festival de Navarra, con lo que le escribí a su director artístico, que ha participado también el guión de Good Bye América, para pedirle su opinión. En su respuesta me dijo algo muy significativo.

- Ten en cuenta que ante todo es un productor, y lo que quiere es que se vea su obra.

Así que yo decidí hacer hincapié en lo de la retrospectiva y que sus dos últimas producciones en el terreno del documental, la citada Good Bye América y Noticias de una guerra eran inéditas en Gades, y se podrían ver en el Festival. Al final me dijo lo que sería un leitmotiv en las próximas semanas: que presentaba película en San Sebastián y que las fechas se apretaban. Quedó en responderme a la semana siguiente. Cuando le di la mano para despedirme, no pude por menos que dejarme caer.

- A ver si es posible que vengas. Para nosotros sería importante en esta nueva etapa que nos dieses un empujocito con tu presencia.

Me había prometido a mi mismo mantener un tono “profesional” en la charla, pero al final algo de melodrama no pudo por menos que filtrarse. Nos despedimos cordialmente. En la calle me di cuenta de que no les había dado el catálogo de la edición 2006 que había llevado para ellos. Volví a entrar y se lo di a la secre flitro de la segunda planta y me retiré definitivamente.

Antes de sumergirme en las profundidades del Metro madrileño, llamé a la gente del festival en Gades y les conté la gestión. Le había visto con buena disposición pero dependía si podía cuadrar la agenda por lo de San Sebastián. Solo nos quedaba esperar.

Durante las semanas siguientes nos pusimos nerviosos. Demoraba la respuesta una y otra vez, pidiéndonos aplazar la contestación definitiva. Al final el último miércoles de mayo me llamaron de su oficina.

- Jacobo, soy la secre del Productor. Te lo paso.

Como dijo una de las compañeras del festival cuando le detallaba el momento “Entonces apretarías el culo, ¿no?”.

- Hola Jacobo, soy el Productor. Podéis contar conmigo.

Hago gracia de nuevo al lector de los agradecimientos y las eufóricas llamadas que esa mañana corrieron por todo el organigrama del festival.

Todo esto lo recordaba cuatro meses más tarde, cuando me dirigía a Sevilla a recogerle. Intentaba compaginar su cortesía entonces y en algunas llamadas telefónicas posteriores con la imagen terrorífica que se daba de él, con el añadido de lo dicho ese mismo día por la directora de Navarra. Y también rondaba por mi cabeza lo que me contó ese amigo de Madrid que me habló del jamacuco.

- Entonces también hubo problemas económicos en la empresa, pero él siempre tuvo claro que el personal era intocable. No despidió a nadie. Son como una familia. Algunos llevan allí desde los 17 años.

Genio de la producción, irascible reciclado por sus problemas de salud, defensor a pesar de todo de su gente. Esta era la persona cuya figura aspiraba a ver entre el desembarco masivo del AVE de las 18:30.

El productor II




Esta vez no deje que ocurriera lo del año pasado con Patino, cuando tuve que correr para pillarlo en una plataforma distinta a la que yo estaba en la estación de Santa Justa. Me coloqué en un sitio donde controlaba las dos posibles salidas de la vía. Entre los últimos pasajeros que vomitaba el tren lo vi, encorvado y rápido, acompañado de su esposa. Los recibí en la escalera y los conduje al coche. Mientras arrancábamos empezó a recordar sus tiempos de futbolista.

- Ha crecido mucho Sevilla. Recuerdo cuando vine a jugar. Imagínate, un tren hasta Madrid y luego otro hasta Sevilla. Casi un día entero. Ganamos uno a cero. Y eso que el Sevilla tenía a fulanito, un gran jugador.
- ¿Jugaste muchos años?
- Hasta los 24. Me aburrí. No de jugar, que me encantaba, pero si de entrenar.
- Pues este año el Gades y la Real Sociedad juegan en Segunda. Nos vais a meter 15.
- Huy que va, la Real está fatal.

Más adelante su esposa –parte compañera, parte jefa de estado mayor, parte cortafuegos y parte desviadora a corner- sacó un taco inmenso de folios. Era lo que venía de Gades en la wikipedia impecablemente impreso a todo color. (Esa noche se lo comenté a la gente de su oficina, que llegó luego en tren. “Eso lo sacó ella, pero seguro que lo encargó el Productor”). Estuvieron parte del viaje mirando y comentando la documentación, pidiendo mi asentimiento a lo que allí se decía. Luego pasaron a preguntar por los actos oficiales del homenaje.

- ¿Hay que ir de gala?.
- No, no es necesario.
- Mejor, porque yo siempre voy así, con mis jerseys de manga larga.
- ¿Y no dan calor en esta época del año?
- No, son finos.

(Esa noche los de la oficina me confesaron que sufren ya que nunca se arregla para los actos oficiales).

Me di cuenta de que a la pareja le gustaba la naturaleza. Miraban los árboles que jalonan la autopista Gades-Sevilla. Pensé que de haberlo sabido les podríamos haber programado una visita al Parque Genovés, donde se pueden ver especies exóticas de árboles. Más suerte la próxima vez.

Y hubo un momento donde el viejo león sacó sus garras. Hablaba de San Sebastián ciudad y yo dije

- Por desgracia sólo he estado una vez allí.
- ¿Cómo que por desgracia? – dijo con voz amenazadora.
- Quiere decir que por desgracia por haber estado sólo una vez –terció la desviadora a corner
- Exacto, quiero decir que es una desgracia el haber estado sólo una vez allí.
- Ah, joder –se relajó- por un momento pensé que eras de Bilbao.

Al llegar al hotel su genio volvió a intuirse. Aunque la reserva estaba a su nombre, las nuevas normas de seguridad obligan a que el acompañante también presente el DNI.

- ¿Y eso?

La chica que atendía, como todo el personal del hotel, es un producto de las escuelas de turismo. Corrección sin alma y profesionalidad sin emoción.

- Las nuevas normas del Ministerio obligan a ello.
- Pues yo soy vasco, eso me hace más peligroso, ¿no?.
- No, es un error, señor, no se pueden considerar a todos los vascos terroristas por el mero hecho de serlo.

Aunque parezca increíble, esta obviedad de manual pareció tranquilizarlo. Les emplacé a las 10 y cuarto de la noche para recogerles para la cena. Yo aproveché para ir a recoger a la estación al personal de su oficina, que venía en el TALGO de las nueve y media.

El matrimonio fue puntual y a las 10:15 estaba abajo. Recogimos a los recién llegados y nos dirigimos a la cena. Una terraza en plena plaza de la catedral, disfrutando de la cálida noche de septiembre. Yo era el único de la organización del festival presente. La jefa iba a acudir pero problemas de última hora en una de las sedes la retuvieron y me tocó a mi en solitario mantener el pabellón ante el invitado estrella.

Fue una noche relajada y agradable. Gozamos de la ausencia de autoridades y de apalancados, así que pude ver a la oficina del Productor, el equipo que ha hecho algunas de las grandes obras maestras del Cine Español, en su salsa. Ciertamente son un grupo de amigos. Su conversación estaba llena de chistes privados y de complicidad. El Productor asume su condición de viejo cascarrabias ante su prole profesional. A estas alturas de su viaje, uno ya lo había estudiado lo suficiente.

A pesar de su encorvamiento y de su deterioro físico, desprende una gran energía. Su velocidad mental es envidiable. Su conversación es fluida e interesante. Pero lo que más destacaba era su mirada. Cuando se posaba en ti se clavaba en lo más hondo y tenías la sensación de que sacaba a la luz lo más recóndito de tu alma. Pensé en tantos directores enfrentados a esos ojos, capaces de escudriñar a su vez las posibilidades de los cientos de guiones que han pasado por sus manos. Lo tuve enfrente esa cena y los sentí sobre mi varias horas. Hubo un momento en que me preguntó que hacía además del festival. Al decirle que escribía en la prensa local, citó los dos diarios que había en Gades y mostró un perfecto conocimiento del mapa de los medios de comunicación nacionales. A lo mejor, a su edad le estaba entrando el gusanillo de convertirse en un Rupert Murdoch a nivel nacional.

El Productor es un maniático de la comida. El menú de aquella noche empezó con unas raciones de langostinos. Él hizo un gesto característico. Negar con la mano dando grandes bandazos con ella de lado a lado.

- Uf –le dije al ver su rechazo-la primera en la frente.

Pero él se río.

- Tranquilo, tu no te preocupes, que yo soy un maniático.

Al enterarse de que había gallo, pidió un plato para él solo. Pero al ver que estaba rebozado negó de nuevo.

- Aquí lo rebozan todo-dije yo ante la perspectiva de que el invitado estrella se quedase sin cenar en su primera noche gaditana.
- Anda pruébalo, seguro que te gusta –dijo la desviadora a corner

Se obró el pequeño milagro. Lo probó y le comió entero. Pero halló el modo de salvar su maniática personalidad.

- Estaba bueno, pero de esto nada –y señaló a la mayonesa en un lado del plato que se quedó intacta.

Ya he dicho que la noche fue relajada. Tanto, que el Productor contó algunas anécdotas.

- Mi abuelo era un personaje, murió con 99 años. Cuando yo empecé a jugar al fútbol entró un día en mi casa. “He visto a un chaval rubio que juega muy bien al fútbol”. “Pues es tu nieto”, le dijo mi madre” “¿Mi nieto? Pero si mi nieto no juega al fútbol, si está todo el día con sus estudios”. En esto que yo llego a casa. “Ese es, ese es el chaval que juega tan bien”. “Pero aitona, soy tu nieto” “Ah, ¿si?. Bueno pues entonces serás mi nieto”.

Y otra que demuestra a donde llega la globalización.

- El mejor sitio de Madrid para comer gambas era el Calderón. Estaba por la calle Preciados. Pero se la han llevado a La Moraleja.

Aunque para un cinéfilo la más jugosa es la que contó de vuelta al hotel tras la cena.

- Yo llamé a José María García Escudero, director general de cine con Fraga, para ver si La caza había pasado censura. Era a la hora de comer, así que estaba molesto. “Sí, ha pasado censura” me dijo. “Pero espero algún día me digas por qué coño has hecho esta mierda de película”.

Al día siguiente, era la rueda de prensa, pero yo no asistí. Me tocó a esa hora volver a Sevilla a recoger otro invitado para la gala de homenaje, precisamente el que iba a tomar la palabra por todos ellos. Me uní a la comida, pero ya era una oficial. Por llegar tarde con mi recogido me tocó una punta de la mesa, lejos de El Productor. Lo más destacado era la presencia de uno de los nuevos concejales de la corporación elegida en mayo, que no parece dispuesto a perderse una. Tal vez no fuera consciente de la pequeña contradicción de elogiar Los lunes al sol y luego criticar a los sindicalistas. Aunque su momento de gloria ocurrió cuando al invitado que fui a recoger esa mañana, un cinéfilo de la vieja escuela capaz de soltar veinte referencias a películas en un minuto de conversación, sacó por alguna razón a colación a Christopher Lee.

- Ah- dijo el concejal en ascenso- ese salía en El señor de los anillos ¿no?.

El Productor se retiró a los postres. Esa tarde, una compañera del Festival y yo nos acercamos al hotel para recoger a todo el grupo y escoltarlo hasta la gala del Falla. El Productor bajó algo tarde. Resulta que estaba enganchado al España-Grecia, semifinal del Eurobasket. Pero más tardones fueron algunos de sus chicos, con lo que el homenajeado se fue primero con mi compañera y yo me encargué de llevar a los rezagados, aunque al final tuvimos que pedir taxi. Así que llegamos antes que el otro grupo, que iba andando. Les vi desembocar en la plaza del Falla, pero El Productor y su señora aparecieron bastante rezagados. Se habían metido en un bar del camino a preguntar como iba el partido. Al llegar inquirió compulsivamente como había acabado. Afortunadamente, uno de los fotógrafos dispuestos allí para cubrir el acto sabía que España había ganado de cinco, así que se lo dijimos. Con este espíritu afrontó la gala. Al entrar, vi observándonos a la directora de Navarra, sonriente. Me saludó cómplice. Tal vez intuía que todo lo que ella temía el día anterior no se estaba cumpliendo.

El Productor se tuvo que sentir a gusto, porque hizo un insólito final de la gala. Aprovechando la presencia en la escena de la magnífica Sonora Big Band, arrancó a bailar con la alcaldesa de la ciudad

- Me sacó él, yo no quería- se excusaba luego ella.
- No se preocupe, ha sido la mejor foto de Alcances en los últimos 20 años –dijo alguien.

En la cena posterior, de nuevo no me tocó junto a él, pero si tuve enfrente a la inesperada bailarina, lo que les aseguro es toda una experiencia que merece comentario aparte. El momento de la noche, empero, fue cuando el Productor arrancó a cantar en euskera, lo que fue acogido con diplomática expresión por los miembros del PP presentes en el reservado del restaurante.

Fue mi último contacto con el productor. Tras la cena, les acompañé en el taxi a él y a su esposa. Me despedí en la puerta del hotel. Les estreché la mano y eso fue todo, que diría el Robert de Niro de Casino. A la mañana siguiente habría otro acto más folklórico. El Gades CF le iba a hacer jugador honorario y le iba a entregar una camiseta con su nombre y la firma de todos los jugadores. Yo no asistí, tenía que estar presente a esa hora en otro acto de los nuestros. Pero esa tarde me lo contaron.

- Era a las doce, pero él estaba todavía desayunando. Cuando se lo comentamos, se puso de malas pulgas, no tenía muchas ganas de interrumpir su café para acercarse a los del Gades. Sin embargo, recordé que esa mañana escuché en la radio mientras me arreglaba en el cuarto de baño que la Real Sociedad ganó ayer por dos a uno fuera. Así que se lo dije. “Encima que ayer ganó la Real vas a hacer este feo, hombre”. Cambió repentinamente, “¿Así que ganó?” y se levantó alegre y se fue a recibir la camiseta. Su mujer estaba estupefacta “Es lo mejor que podías haberle dicho”. Y eso que lo hice sin pensar. Después se emocionó y todo con lo de la camiseta.

A las cuatro de esta tarde nuestro invitado estrella cogió de nuevo el coche oficial para tomar el AVE en Sevilla. Esa noche, relajado tras las 48 horas vividas, recordé una conversación telefónica mantenida con él. Tuvo que ser por junio, cuando ya había confirmado su asistencia, y hablábamos de la retrospectiva.

- ¿Y cuanto quieres proyectar de El ojo de la cámara?.
- Diez títulos, en cinco pases de dos cada uno.
- Pero eso es una barbaridad, hombre.
- Se trata de hacer la retrospectiva lo más completa posible.
- Deberían ser siete en vez de diez.
- ¿Y eso?
- Porque siete es mi número, lo es de toda la vida.
- ¿Y eso por algo del signo del zodiaco?
- No, que leches. Mi signo del zodiaco es Escorpión. ¿Y sabes porqué?. ¿Sabes la historia del escorpión y la rana?
- ¿La de no tengo más remedio que picarte porque es mi carácter?
- Exacto. Pues ese soy yo, Elías el escorpión, pico porque es mi carácter.

Y se río con bastante fuerza.


La foto de este post es de Julio González